Esto es lo que le pasó a el compañero de viaje de una amiga (el de la foto), que lo encontró en Salamanca y se lo trajo hasta Burgos.

No sabemos si el pajarillo murió por el impacto o por la impresión de viajar en primera fila durante tanto tiempo.
Es lo que tienen estas vacaciones de verano que sales pero no sabes si volverás. Y es que ya se sabe que las imprudencias se pagan y si comes mucho alpiste no cruces la carretera.
Gracias a Merce por la foto.
2 comentarios:
un minuto de silencio por todos los mosquitos de mi parabrisas.
Es que van como locos.
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