Pues algún infante harto ya de cargar como una mula ha resuelto el problema colgando su mochila diciendo adiós así a esos futuros dolores de espaldas.
Lo malo va a ser que si los demás al ver dicho gesto les da por imitarlo y cuelgan sus mochilas en la valla va a parecer eso un cementerio de mochilas.
Barrotes hay para todos.
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