No hay otoño sin su caída de hojas como no hay diciembre sin subida de precios (aunque este año parece ser que se ha adelantado a noviembre).
Las amarillentas hojas que se dejan llevar por el viento caen aleatoriamente por toda la ciudad pero deciden parar siempre en los lugares dónde más pueden dar la nota...
...en los sumideros de las aceras impidiendo la huida cobarde del agua de lluvia que corre a refugiarse dentro cuando llueve.
ahhh...esos sumideros que muchas veces son las alfombras de los barrenderos o la guarida de esa moneda que cae rodando justamente hasta sus profundidades.
Con el frío que hace ya hoy el otoño estará acojonadito...¡Apártate que llega el invierno!.
4 comentarios:
yo lo que no entiendo muy bien es el porqué las quitan, hay cosas en la ciudad que molestan mucho más y ahí siguen: por ejemplo baldosines rotos, abuel@s inmóviles, funcionarios inútiles, y un largo etc...
Hace un frio que pela...
que pela hasta los árboles.
Como las hojas caídas son mensajeras del otoño, tienen que hacerse notar.
Saludos
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