Estos extraños habitáculos estan sufriendo el acoso de sus dos mayores depredadores... el vandalismo urbano y el teléfono móvil. Tenemos que salvar a esta especie en extinción. Apadrina una cabina y de vez en cuando echala los centimillos de las vueltas del pan para que no se la lleven.
1 comentario:
Uf. Ni se me ocurre, que es un regalo para la telefonica esa, que bastante nos manga (véase el caso Villalonga) Un saludo
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