viernes, 18 de enero de 2008

ALGO PASA CON BURGOS

Esta es la crónica de algún escrupuloso que no le gusta ni el olor ni el aspecto de la ciudad y de sus diversas formas de expresarlo.

Primero fue un problema de olfato y de la disconformidad con las fragancias que se respiran por el centro de la ciudad, debe ser algún ambientador para lo de la capitalidad cultural europea, aunque a mi la verdad hay ciudades que desprenden un olor bastante más desagradable.
La técnica usada fue un mensaje claro y directo de color rojo que decía:


Rápidamente (un mes más o menos) actuaron las cuadrillas del ayuntamiento borrando las ideas del pobre rebelde olfativo.
Estas pintadas ya se sabe que salen un poco mal de las paredes con ladrillos pues se quedan restos en las juntas.

Pero raudo y veloz (bastante más que las cuadrillas del ayuntamiento, un par de días) volvió a la carga esta vez con otro color más oscuro y ya no dando tanta importancia al tema del olor sino al asco en general, olor, aspecto, etc.


De momento las cuadrillas del ayuntamiento siguen siendo veloces (ya lleva un par de semanas) pero estoy seguro que el disconforme con el ambiente burgalés está acechante con un spray esta vez verde o azul para acudir ipso facto cuando sus pensamientos sean fulminados.

¿Continuará?

2 comentarios:

Davidytal dijo...

¡Viva la perseverancia!

Anónimo dijo...

Creo que no hace falta decir quién apesta y quién da asco en este caso, ¿no?

Esta gente es lamentable. Tengo un amigo que llama a sus "obras" las "meadas de perro", porque van marcando su "territorio".